viernes, 5 de agosto de 2011

lA ESCRITURA EN LA HUMANIDAD Y LA INSTANCIA DE LA LETRA EN EL INCONSCIENTE Es interesante pensar las analogías entre la historia de la escritura en la humanidad, el aprendizaje de la escritura en el niño, y la instancia de la letra en el inconsciente. La historia de la escritura y la invención del alfabeto están marcadas por un acontecimiento diacrónico del orden de la represión. La represión del goce. Este acontecimiento está simbolizado por la aparición de la religión monoteísta. Para Freud el descubrimiento del consonantismo integral fue consecuencia del monoteísmo. Todos los epigrafistas coinciden en la idea de que si la escritura tiene una historia, esta va del pictograma a la fonetización mediante la utilización del rebús, y del rebús al silabismo. La vocal aparecería en último lugar. Es posible ver la evolución de la escritura a partir de la sumeria, que es la más antigua escritura cuneiforme. Los sumerios utilizaron dibujos, ideogramas. Pero también usaron el fonetismo, para lo cual recurrieron al rebús. No lo usaron en gran medida. Recién usaron plenamente la escritura fonética en su proximidad con la civilización akadia. La escritura avanza del pictograma al fonograma según un proceso de borramiento de la imagen tras la sonoridad evocada por los dibujos. Este camino reproduce el de la represión que borra la significación de la imagen del cuerpo. Se puede pensar a partir de esto que toda escritura de letra se verá entonces afectada por el horror sagrado que concierne al misterio de la representación de un cuerpo. Este horror más o menos enmascarado pero quizá común a todas las civilizaciones. La utilización de otra escritura puede verse muy a menudo. Como sucede por ejemplo con los caligramas japoneses que muestra la necesidad de cruzar la frontera para adquirir una escritura para la propia lengua. Y así tomaron los caligramas chinos. La escritura china no tuvo como finalidad primera la comunicación. Parece haber sido una forma de simbolización. Crear un algoritmo destinado a un empleo ritual y religioso. La invención de la vocal sucede varios siglos después que la invención de la consonante. Ni siquiera había vocales en la escritura egipcia. Tampoco las había en la escritura fenicia cuyas palabras eran impronunciables. Por otro lado, en la emisión de la palabra se nos aparece que la vocal es el sonido emitido por la voz sin ruido de aire. Es un fonema caracterizado por la resonancia de la cavidad bucal abierta. En cambio, la consonante se define como un fonema producido por el paso de aire a través de la garganta pero con el funcionamiento de la boca como obstáculo. Por el contrario, la emisión de la vocal no entraña oclusión. Las vocales son usadas preferentemente en el grito, ya sea de dolor o de goce. Su pronunciación no tiene punto de tropiezo y prevalece en el niño pequeño. La abertura vocálica evoca un ilimitado que la consonante viene a clausurar. Las consonantes limitan, reprimen el goce, y las vocales aparecen como el retorno de lo reprimido del goce. Las consonantes hacen Ley, por eso son las únicas que se escriben en los primeros textos consonánticos, dentro de un marco en el que las letras tuvieron un valor religioso anunciador de una prohibición referida al goce. Así como sucedió con la llegada del monoteísmo que prohibió la adoración de imágenes. Los jeroglíficos fueron suprimidos, y en su lugar advino la escritura consonántica, en la que las palabras eran impronunciables. En especial, el Nombre de Dios.

lA ESCRITURA EN LA HUMANIDAD Y LA INSTANCIA DE LA LETRA EN EL INCONSCIENTE
 Es interesante pensar las analogías entre la historia de la escritura en la humanidad, el aprendizaje de la escritura en el niño, y la instancia de la letra en el inconsciente.
La historia de la escritura y la invención del alfabeto están marcadas por un acontecimiento diacrónico del orden de la represión. La represión del goce.
Este acontecimiento está simbolizado por la aparición de la religión monoteísta. Para Freud el descubrimiento del consonantismo integral fue consecuencia del monoteísmo.
Todos los epigrafistas coinciden en la idea de que si la escritura tiene una historia, esta va del pictograma a la fonetización mediante la utilización del rebús, y del rebús al silabismo. La vocal aparecería en último lugar.
Es posible ver la evolución de la escritura a partir de la sumeria, que es la más antigua escritura cuneiforme. Los sumerios utilizaron dibujos, ideogramas. Pero también usaron el fonetismo, para lo cual recurrieron al rebús. No lo usaron en gran medida. Recién usaron plenamente la escritura fonética en su proximidad con la civilización akadia.
La escritura avanza del pictograma al fonograma según un proceso de borramiento de la imagen tras la sonoridad evocada por los dibujos. Este camino reproduce el de la represión que borra la significación de la imagen del cuerpo. Se puede pensar a partir de esto que toda escritura de letra se verá entonces afectada por el horror sagrado que concierne al misterio de la representación de un cuerpo. Este horror más o menos enmascarado pero quizá común a todas las civilizaciones.
La utilización de otra escritura puede verse muy a menudo. Como sucede por ejemplo con los caligramas japoneses que muestra la necesidad de cruzar la frontera para adquirir una escritura para la propia lengua. Y así tomaron los caligramas chinos.
La escritura china no tuvo como finalidad primera la comunicación. Parece haber sido una forma de simbolización. Crear un algoritmo destinado a un empleo ritual y religioso.
La invención de la vocal sucede varios siglos después que la invención de la consonante. Ni siquiera había vocales en la escritura egipcia. Tampoco las había en la escritura fenicia cuyas palabras eran impronunciables.
Por otro lado, en la emisión de la palabra se nos aparece que la vocal es el sonido emitido por la voz sin ruido de aire. Es un fonema caracterizado por la resonancia de la cavidad bucal abierta. En cambio, la consonante se define como un fonema producido por el paso de aire a través de la garganta pero con el funcionamiento de la boca como obstáculo. Por el contrario, la emisión de la vocal no entraña oclusión. Las vocales son usadas preferentemente en el grito, ya sea de dolor o de goce. Su pronunciación no tiene punto de tropiezo y prevalece en el niño pequeño.
La abertura vocálica evoca un ilimitado que la consonante viene a clausurar.
Las consonantes limitan, reprimen el goce, y las vocales aparecen como el retorno de lo reprimido del goce. Las consonantes hacen Ley, por eso son las únicas que se escriben en los primeros textos consonánticos, dentro de un marco en el que las letras tuvieron un valor religioso anunciador de una prohibición referida al goce. Así como sucedió con la llegada del monoteísmo que prohibió la adoración de imágenes. Los jeroglíficos fueron suprimidos, y en su lugar advino la escritura consonántica, en la que las palabras eran impronunciables. En especial, el Nombre de Dios.

 Es interesante pensar las analogías entre la historia de la escritura en la humanidad, el aprendizaje de la escritura en el niño, y la instancia de la letra en el inconsciente.
La historia de la escritura y la invención del alfabeto están marcadas por un acontecimiento diacrónico del orden de la represión. La represión del goce.
Este acontecimiento está simbolizado por la aparición de la religión monoteísta. Para Freud el descubrimiento del consonantismo integral fue consecuencia del monoteísmo.
Todos los epigrafistas coinciden en la idea de que si la escritura tiene una historia, esta va del pictograma a la fonetización mediante la utilización del rebús, y del rebús al silabismo. La vocal aparecería en último lugar.
Es posible ver la evolución de la escritura a partir de la sumeria, que es la más antigua escritura cuneiforme. Los sumerios utilizaron dibujos, ideogramas. Pero también usaron el fonetismo, para lo cual recurrieron al rebús. No lo usaron en gran medida. Recién usaron plenamente la escritura fonética en su proximidad con la civilización akadia.
La escritura avanza del pictograma al fonograma según un proceso de borramiento de la imagen tras la sonoridad evocada por los dibujos. Este camino reproduce el de la represión que borra la significación de la imagen del cuerpo. Se puede pensar a partir de esto que toda escritura de letra se verá entonces afectada por el horror sagrado que concierne al misterio de la representación de un cuerpo. Este horror más o menos enmascarado pero quizá común a todas las civilizaciones.
La utilización de otra escritura puede verse muy a menudo. Como sucede por ejemplo con los caligramas japoneses que muestra la necesidad de cruzar la frontera para adquirir una escritura para la propia lengua. Y así tomaron los caligramas chinos.
La escritura china no tuvo como finalidad primera la comunicación. Parece haber sido una forma de simbolización. Crear un algoritmo destinado a un empleo ritual y religioso.
La invención de la vocal sucede varios siglos después que la invención de la consonante. Ni siquiera había vocales en la escritura egipcia. Tampoco las había en la escritura fenicia cuyas palabras eran impronunciables.
Por otro lado, en la emisión de la palabra se nos aparece que la vocal es el sonido emitido por la voz sin ruido de aire. Es un fonema caracterizado por la resonancia de la cavidad bucal abierta. En cambio, la consonante se define como un fonema producido por el paso de aire a través de la garganta pero con el funcionamiento de la boca como obstáculo. Por el contrario, la emisión de la vocal no entraña oclusión. Las vocales son usadas preferentemente en el grito, ya sea de dolor o de goce. Su pronunciación no tiene punto de tropiezo y prevalece en el niño pequeño.
La abertura vocálica evoca un ilimitado que la consonante viene a clausurar.
Las consonantes limitan, reprimen el goce, y las vocales aparecen como el retorno de lo reprimido del goce. Las consonantes hacen Ley, por eso son las únicas que se escriben en los primeros textos consonánticos, dentro de un marco en el que las letras tuvieron un valor religioso anunciador de una prohibición referida al goce. Así como sucedió con la llegada del monoteísmo que prohibió la adoración de imágenes. Los jeroglíficos fueron suprimidos, y en su lugar advino la escritura consonántica, en la que las palabras eran impronunciables. En especial, el Nombre de Dios.

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